La pedagogía considera
diversos niveles. A saber:
- Un nivel fenomenológico, que tiene como
objeto la descripción de las distintas manifestaciones de los hechos
educativos.
- Un nivel analítico, que expone la
expresión cuantitativa –matemática-
y cualitativa –lingüística- de las distintas manifestaciones de la
educación.
- Un nivel comprensivo -filosófico-, en el
cual se tratará de encontrar el sentido que la educación tiene en orden a
la realidad y a la vida humana.
Es posible considerar
la realidad educativa manifestándose en una doble dimensión: como estructura y como
procesos objetivos que contribuyen de manera específica a la continuidad o
cambio del proceso socio-histórico y cultural, es decir, la educación concebida
como aparato genético de la sociedad, o según otras versiones, como transmisora
de la herencia cultural de la humanidad.
Esto es ya intervenir
en el campo específico de lo pedagógico, porque el objetivo de lo pedagógico es
la reflexión-acción: los procesos educativos. Dada la múltiple y compleja
dimensionalidad de éstos, se debe tener en cuenta el nivel ideológico -
político, el administrativo, el científico y el técnico.
·
Nivel ideológico – político:
Toda acción educativa supone elementos axiológicos (principios fundadores) y
una orientación teleológica o de búsqueda de fines; por lo tanto, en los
procesos pedagógicos están presentes las doctrinas y principios que animan y
definen la acción educativa, como: una visión del hombre, de la naturaleza
humana o de las formas de organización social que pretende recrear la acción
educativa. En la base de toda concepción pedagógica estarán el sentido de
cambio social e histórico y el prototipo de hombre que corresponda a una
cultura y sociedad determinada. De allí, precisamente, que la pedagogía no
puede ser ajena, ni puede sustraerse a los principios y debates de la política
educativa. Ésta será la que defina sus objetivos, sus metas y el sentido de sus
acciones, es decir sus conceptos, sus métodos y sus normas.
- Nivel
Administrativo: La administración académica de programas se presenta
compartimentalizada en distintas unidades, por lo tanto son necesarios los
mecanismos de coordinación entre las distintas disciplinas y una inserción
coherente con el desarrollo de las prácticas docentes.
En la actualidad, la Administración de la Educación Superior
no se limita a lo material ni a los aspectos estáticos de la burocracia
administrativa, sino que se concibe como un instrumento dinámico dentro del
proceso jerárquico que analiza y desarrolla políticas definidas a partir de los
resultados obtenidos de una investigación operativa.
Estos resultados suponen
las reformas, los planes, los programas y los proyectos institucionales, e implican
una acción interdisciplinaria que abarca los aspectos económicos y
presupuestarios, junto con factores tecnológicos, pedagógicos, sociológicos,
políticos, etcétera.
El nivel de
gestión administrativa en educación superior se ocupa de que la educación
alcance altos grados de eficacia externa e interna. Eficacia externa en
términos de responder a las necesidades de la economía social, en colaborar
para la formulación de políticas educativas, de estudio y planeamiento de las
necesidades de los centros educativos, en organizar niveles de responsabilidad.
Eficacia interna, a nivel de la excelencia educativa, de los conocimientos y de
la formación alcanzada, enmarcada en un proceso institucional de planeación y
desarrollo académico, con el apoyo de las tareas y responsabilidades colegiadas
dentro de las áreas administrativas.
Según Zarzar
Charur (1996), esto atañe al plano de la organización académica institucional,
por lo cual se debe evitar la disociación entre lo académico y lo
administrativo. Las dependencias académicas deben procurar la mayor coherencia
posible en la dinámica de su organización. Por consiguiente, es también
necesaria la formación y actualización del personal que tiene bajo su
responsabilidad tareas académico-administrativas, siendo necesario un análisis
exhaustivo de los resultados y procesos de formación de personal académico y de
los medios y mecanismos para realizarlos. Para llevar a cabo este objetivo, es
conveniente y viable establecer una red de comunicación y cooperación entre las
unidades o equipos de las distintas instituciones o dependencias universitarias
abocadas a estas tareas, a fin de articular y coordinar esfuerzos que permitan
una mayor cobertura a nivel nacional y un mayor nivel de calidad de este tipo
de servicios especializados, ofreciendo opciones diversificadas.
Si bien los
programas y actividades de formación de profesores constituyen un punto
estratégico para el desarrollo institucional, no debe soslayarse la atención
primordial hacia los estudiantes y los procesos de aprendizaje, desde la
identidad propia de las universidades. Han de ampliarse y reforzarse los
servicios de apoyo directo a los estudiantes, en las unidades académicas de
formación de profesionales, tendientes a mejorar la calidad de los aprendizajes
y a aumentar la eficiencia, así como a disminuir el rezago y la deserción.
Una Administración
Educativa moderna, eficaz, necesita incluir órganos consultivos que aporten la
voz de la familia, de la sociedad, de los sectores económicos, e incluir en la
composición de su personal educadores de los distintos niveles y modalidades de
enseñanza, economistas, sociólogos, psicólogos, especialistas en planeamiento y
administración, supervisión, orientación, elaboración de planes de estudio y de
programas, investigación y evaluación, entre otros.
·
Nivel científico: Los
aportes científicos también se hacen presentes en la conformación y en el
desarrollo de los procesos educativos. Son una herramienta para la
determinación de sus principios, la elaboración de sus teorías, la
estandarización de sus concepciones, la definición de los métodos y la
aplicación de sus instrumentos y técnicas en las prácticas educativas. El
quehacer científico elabora indicadores y observa los efectos en condiciones
rigurosamente controladas perfeccionando el proceso de adopción de decisiones
educacionales.
La
iniciativa del educador consiste en el trabajo de integración y desarrollo
interdisciplinario del vasto panorama de las disciplinas. Dado que los
fundamentos científicos a veces provienen de las fuentes tradicionales, de las
viejas canteras del pensamiento social (dogmas religiosos, doctrinas
sociopolíticas obsoletas), o, como sería el caso de algunas tendencias modernas
de la pedagogía, de los grandes paradigmas científicos y doctrinales del
pensamiento contemporáneo (marxismo, psicoanálisis, teoría crítica, teología de
la liberación, etnolingüística estructural, conductismo, etc.).
·
Nivel técnico: como el
desarrollo de principios educativos y el trabajo de conformación e
interpretación teórica no agotan la tarea de la pedagogía, a ésta corresponde
además el cometido de construcción e integración crítica de los elementos de la
didáctica moderna y de la producción de la tecnología educativa.
Los niveles del proceso educativo
mencionados pretenden abarcar las diferentes dimensiones del Acto Educativo,
como ser:
- La dimensión de
la praxis: propone a la
educación por su carácter práctico, al pretender producir ciertos efectos
y modificaciones sobre la realidad.
- La dimensión teórica: propone a
la educación en función de los conocimientos transferidos en la enseñanza
misma.
- La dimensión normativa: propone a
la educación en tanto espacio que favorece la reflexión acerca de lo que
el hombre debe ser.
La educación tiene arraigados dos
conceptos paralelos y complementarios que son necesarios distinguir: la enseñanza
y el aprendizaje. Mientras que enseñar es mostrar algo a los demás, el
aprendizaje sería su proceso complementario, su efecto.
Según la Real Academia de la Lengua , la enseñanza es
entendida como el sistema y método de dar instrucción de un conjunto de
conocimientos, principios o ideas.
Sumado a esto, los especialistas en
Metodología Didáctica - considerando al método en su aspecto dinámico - advierten
que la enseñanza es entendida en lo que tiene de aplicación del conocimiento,
principio o idea.
Dicha aplicación puede concretarse en
distintas formas de enseñanza, las cuales actúan como el transporte que
comunica al docente y al alumno, transitando el recorrido que va desde la mente
de uno hasta la mente del otro. Cabe aclarar que, dada la multiplicidad de
formas y el auge innovativo por crear nuevas, es un reduccionismo delimitar el
recorrido de una “mente” a otra, porque las tendencias actualizadas enfatizan
la importancia de comprender, tanto al docente como al alumno, como entidades
holísticas.
Es conveniente en cada acto de
transmisión, en cada situación didáctica, conjugar las formas de enseñanza al
máximo; sin embargo, para los fines conceptuales, éstas se dividen en:
objetivas y verbales.
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